Es posible, que al ordenar mis recuerdos,
me encuentre frente a frente
con la ingrávida moldura del pasado.
Es posible que grite en el vacío
y ahogue mis silencios
que se burlan cínica
y descaradamente de mí.
Y es posible también,
que simple y sencillamente
muera por un motivo incomprendido
e inevitable que se sostiene
solo y constante en tu caminar.
Muero, mueres, morimos,
lentamente, de forma anónima,
morimos en nuestras manos que nos faltan
y en el viento que nos llama
y no queremos escuchar.
Así, sin que nadie se entere,
sin vecinos a la puerta,
sin amigos que pregunten,
nos vamos, flotamos,
dejamos de existir.
[Quizá porque nunca existimos].
Es posible que al observar tu mirada,
descubra que mis ojos revolotean sin cesar
bailando libremente
por haber creído que en tu cuerpo
encontrarían la paz.
Luchemos mutuamente
por dejarnos escapar,
y olvidar por un momento
que no queremos dejarnos de pensar...
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