lunes, 14 de marzo de 2011

Sobre mí y mis estúpidos intentos por hacerte feliz

Hola, me llamo Everth, tengo 20 años, soy géminis, estoy loca. Generalmente suelo hablar mucho, saltar bajo la lluvia, observar árboles y escuchar las historias que la luna me cuenta. Desde niña soñé con el príncipe azul, no obstante siempre me alejé de todo ente de sexo opuesto.
Lo sé, en verdad lo sé, ya me lo han dicho muchas veces, soy una rara especie híbrida en peligro de extinción; en todo momento sumergida en mi abstracta realidad, inventado historias, soñando utopías, creando el idealismo perfecto.
A mi alrededor las cosas habían estado bien, digo qué más da una que otra "pequeña" decepción amorosa porque los especímenes no cumplían con los puntos necesarios para que entraran también a mi burbuja estelar. Hasta que llegaste tú.

Hola, te llamas V, tienes cierta cantidad de años, los suficientes para que ya entendieras tus actos (se supone), experto en retorcer las palabras, mirar fíjamente y dominar la situación. En conclusión, todo lo que nunca quise. No obstante gracias a tus grandes habilidades y mis pequeñas debilidades acepté dejarme envolver por tu "magia". Porque debo decir que YO acepté. Tú serías mi perversión ilustrada, yo sería... bueno eso no importa.

Entré en el juego: detallitos, seducción, locuras, "libertad". El punto era descubrir, entender un poco más la realidad humana, tener las experiencias para poder escribir verdades y ya no sólo textos cargados de oraciones subjuntivas. Así que bueno, hasta este momento yo llevaba el control ¿no?, todo saldría bien, ¿qué importaba el corazón?, es decir, sólo era una especie de práctica de campo, (nótese que nunca se me ha dado el mentir). Las reglas me las habían dado, todo estaba claro, excepto una cosa: TÚ.

De repente este ingrato corazón que siempre ha sido mi mayor enemigo, comenzó a darle la señal al batallón de zopilotes que tengo en la panza (porque esas cosas obvio no son mariposas!!), y fue ahí cuando dio incio lo que llamo: Bienvenida a la divina comedia. Hice a un lado todas las observaciones y me dediqué día y noche a convertirme en una especie de Everth digna de estar con alguien como V. Escuché tu música, redecoré mi superficie, limpié mi refrí, traspasé mis límites, pisoteé mis sueños, enredé mis sentimientos, me negué a mí misma, dejé de ser yo.

Por fin logro reírme, reírme de mí, de ti, de tus palabras, de mi ingenuidad, de tu torpeza, de mi locura, de tu encanto, de mi manía por encontrar razones para hacerme sentir mal, de los dos; y me doy cuenta que sólo me he estado sujetando del último beso, ése que advertí sería el último, y que no entendiste cuando te lo dije, porque sigues sin creer que alguien sea capaz de dejarte por su propia voluntad, ése que nos duró una eternidad, ése que nació mientras mi corazón temblaba por primera vez, ése que debió de haber sido el primero, ése que no volverá, sólo con ése me quedo.

Ya no pretendo hacerte feliz, ni buscarle respuestas a las miles de incógnitas que quedaron suspendidas alrededor de mí, que sigan bailando, yo me divierto viendo cómo se destruyen, luchan, juegan, conviven, se desvanecen. Lo sé, esto es súmamente extraño para ti, ¿cómo es posible que ya no muera de celos, ni me corte el cabello y me divierta aun si no estás?, después de todo tú fuiste el que tomó las decisiones, yo sólo acepté, después de todo, si tus decisiones fueron correctas ¿deberías estar feliz sin mi ayuda no?


Hola, me llamo Everth, tengo 20 años y estoy más loca que nunca :)