lunes, 5 de julio de 2010

Delirio cósmico

Qué hermosas se ven esas nubes allá a lo lejos. Esa combinación tan sutil, y a la vez estridente entre el blanco esponjoso y el azul de seda, paralizado, estático, mientras una imponente nube gris se aproxima y amenaza a mis ojos de privarlos del esplendor de una entrañable tarde de julio. Son tan hermosas las nubes, esa perfección que tienen dentro de sus inestables cuerpos gaseosos. Hay ocasiones en las que parecen bellas y furtivas bailarinas danzando al compás de un clásico allegro; otras veces se convierten en una temible estampida de corceles, fuertes y poderosos, activos y vibrantes o simplemente, hay momentos en los que se transforman en la paleta de un pintor al que se le han regado cada uno de sus tubos de óleo, ¡explosión de colores! Sin embargo lo mejor ocurre cuando estas tres formas en las que podemos captar el cielo se conjugan creando un delirio cósmico; o sea que, cuando llegas a mirar hacia arriba, tus sentidos experimentan una gran cantidad de emociones: se estremecen, tiemblan, recuerdan, lloran, viven…mueren, todo al mismo tiempo; y por si eso fuera poco el viento se encarga de darle las formas más abstractas, más aun que las que Kandinsky les podría otorgar. (Las nubes del principio siguen ahí, presumiéndose, exhibiéndose, deleitándome). Creo que la vida es justamente así: sutil, esponjosa, estática, violenta, todo al mismo tiempo. Alguna vez leí sobre un artista que decía que la naturaleza se empeña en imitar al arte, yo más bien creo que somos nosotros los que nos obstinamos por reproducir un poco de esa grandeza en un trozo de papel. La verdad es que yo prefiero el cielo con nubes que simplemente azul, como que el cuadro se encuentra inconcluso, como que sólamente es un lienzo en blanco; es decir, qué aburridos son los días en los que no te pasa nada, ¡absolutamente nada! ¡Ah!, pero qué diferencia cuando hay un día nublado, con lluvia, con sol, con interminables formas y colores. ¡Qué maravillosos son esos días en los que amas con toda tu intensidad, que haces lo que piensas, que dices lo que sueñas, que vives plenamente, disfrutando de todos los matices que te brinda ese delirio cósmico. (Esa enorme nube gris se encuentra justo arriba de mí, será mejor que apague la computadora).

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